sábado, 19 de mayo de 2007

folder blanco



Cuando terminé la escuela, ya no entraba nada más en él.





Y la niña que vivía en el papel no hacia mas que soñar con conocer el fondo del mar, le dije que era muy chiquita para eso y se enfadó, del enfado pasó a la tristeza y luego a no hablarme mas.



Se escondía entre la hierba, cerraba los ojos y se quedaba quieta.






Le regalé muchos vestidos, vestidos bonitos para que pudiera salir del papel y atravesar el mundo sin ser descubierta: un vestido de hierba, otro de cielo, uno de mar, uno de mariposas aleteando fuerte a ningún lugar, uno transparente como el viento, uno de noche estrellada con cometas y por ultimo, uno de hojas que caen jugando en el viento.




Le dibujé un jardín también, hermoso y verde, pero al día siguiente de haberlo terminado lo inundo.





Termine dibujándole un pez, enorme y sonriente que parecía estar siempre a punto de quedarse dormido.

Mucho después lo cambió por una mantarraya a la que nunca dibuje.

1 comentario:

Pelonguini dijo...

celebro este cuento